Que me dejes en paz, que te largues de aquí. No sé ya como repetirte que me dejes de molestar, que emprendas tu camino lejos de mí, que te vaya bonito, que no quiero verte, hablarte ni oírte que no quiero más susurros al oído, que solo deseo tranquilidad y a tu lado es imposible de encontrar.
Que te vayas ya, pero para siempre, un para siempre no como los demás, uno de verdad. Vete y cierra fuerte la puerta por si se te ocurre volver a entrar, que dé golpe, que yo desde aquí la pueda escuchar.
Que te vayas ya, que recojas rápido tus pertenencias, tus sentimientos encontrados, tus emociones de papel celofán y tus trucos de «Magia Borras». Que ya no creo en tu “sinceridad” en todas las cosas que me ibas a demostrar. Tus falsos te quiero, y tus brindis por nosotros, por “lo que vendrá” porque no va a venir nada más, y eso que ya tú lo sabías ya, que me lo dejes de recordar.
Que te vayas ya y que hagas mucho ruido al marchar, que se entere todo el mundo de que ya no vas a estar, porque lo fácil es salir, por la puerta de atrás, cobarde sin hogar.
Que te vayas, que el sol no ha vuelto a brillar desde que estás, que te lleves tus porqués una vez más. Que no quiero preguntar, que no quiero averiguar, que solo quiero descansar, que dejes de colarte en mis sábanas sin avisar.
Que te vayas ya, o al final me voy a enfadar, que no quiero ser yo el que te tenga que echar, que no te quiero escondida en comentarios de otros, que no te quiero oír ni una sola vez más. Que me da absolutamente igual con quien está, que yo solo quiero que te calles, YA.
Que te vayas ya, que no tenías que llegar, que yo no te invité a pasar, que este no es tu lugar, que yo voy caminar, que voy a desconectar, y tú dejarás de estar, me vas a dejar marchar, porque ya no hay vuelta atrás.
Que te vayas ya… Maldita seas, ansiedad, porque no te voy a permitir estar a mi lado ni un solo día más.
